Vivimos en un mundo donde la saturación se ha normalizado. Nos acostumbramos a no recibir respuestas, a no responder, a vivir en un estado constante de distracción. ¿Cuántas veces hemos aceptado, e incluso dicho, sin cuestionar frases como «Estaba con mil cosas…» para justificar nuestras ausencias?… Sí, comprensible. Pero, ¿es realmente necesario vivir así?
Reflexionemos:
📱 Estamos en decenas de grupos donde nunca participamos.
📇 Tenemos cientos de contactos con los que jamás conectamos.
🛍️ Acumulamos objetos, tareas y compromisos que no necesitamos.
📩 Recibimos decenas de newsletters que no nos importan y que ni siquiera leemos.
Todo esto nos lleva a una saturación emocional y mental que impide el desarrollo personal y espiritual. ¿Por qué?
Somos codiciosos, aunque nos cueste aceptarlo
El ego alimenta las preocupaciones de la codicia:«Lo guardo por si acaso…», «No salgo del grupo por si algún día…».
Y así, terminamos acumulando no solo cosas, sino ruido. Un ruido que nos desconecta de nosotros mismos y de lo que realmente importa.
Cuando dejamos ir, lo esencial florece
Cuando dejamos ir lo innecesario, lo esencial encuentra su lugar. Este principio no es nuevo. A lo largo de la historia, los grandes maestros de la sabiduría interior han repetido el mismo mensaje: Buda, Jesús, los estoicos, Teresa de Ávila, Jung, entre muchos otros. Todos coinciden en que el desapego y la renuncia son esenciales para alcanzar libertad y plenitud. En términos actuales, en lugar de 'renuncia' —una palabra que ha adquirido connotaciones negativas debido a la religión—, podríamos hablar de soltar y aceptar.
Buda enseñó que el apego es la raíz del sufrimiento. Jesús habló de liberarse del deseo de riquezas y preocupaciones mundanas. Teresa de Ávila explicó que el alma encuentra su verdadera libertad cuando no está atada a nada que no sea el amor divino. Jung, por su parte, mostró que para avanzar en nuestro camino de individuación debemos integrar y liberar los patrones inconscientes que nos mantienen atrapados.
El desafío de podar nuestra vida de lo innecesario
Nos cuesta decir «esto ya no me sirve» o «gracias, pero sigo otro camino». ¿Te suena?
«No quiero salir del grupo porque me da vergüenza admitir que no lo estoy aprovechando.»«¿Y si alguien se ofende?»
Estas pequeñas decisiones nos paralizan porque el ego teme lo que dirán los demás. Pero, querida alma, aquí es donde entra la verdadera práctica espiritual: ser consciente y coherente, aunque cueste.
Son estas pequeñas acciones las que nos acercan a lo esencial, a la paz interior, a la conexión que tanto buscamos.
Menos es más: la clave de la paz interior
Cuando soltamos lo innecesario, lo esencial encuentra su lugar:
🌟 Pocos grupos, pero que realmente te nutran.
🤝 Pocos amigos, pero verdaderos.
🕊️ Pocos objetos, pero que llenen tu vida de sentido.
📩 Pocas comunicaciones, pero relevantes y significativas.
Todo lo demás es ruido. Y ese ruido nos mantiene desconectados y atrapados en el sufrimiento. Cuando hacemos espacio, lo esencial florece.
La prueba está en las acciones
En nuestra comunidad de Psicología Perenne lo vivimos cada día. No buscamos ser millones, sino construir una red de apoyo real, de calidad. Una comunidad donde nos escuchamos, nos apoyamos y cultivamos la conexión auténtica.
Estamos creando nuevas formas de relacionarnos, eternas en su esencia, que nos sanan al reconectarnos con lo esencial del ser humano.
El llamado de esta época
El desafío que enfrentamos hoy es claro:
Tener el valor de sacrificar lo accesorio.
Reconocer la codicia del ego y aprender a soltar.
Elegir lo esencial, aquello que nos nutre y nos conecta con nuestra verdadera esencia.
Sé que no es fácil, pero existen claves poderosas que la sabiduría eterna nos ha legado. Y seguiré compartiéndolas contigo aquí, paso a paso, para ayudarte a abrirte a la totalidad de quien realmente eres.
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